jueves, 4 de diciembre de 2014

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Quiero hablar de un amor infinito”, así empieza la canción al Corazón de Jesús interpretada por Cristóbal Fones Sj, un amor infinito al que Nuestro Padre Fundador Don Pedro Legaria, le entrego toda su confianza, sus obras  y devoción. ¿Cuál es ese amor?, como dice la canción “Quiero hablar del Corazón de Jesús”.  En la presente nota estaremos compartiendo lo que nos dice el libro que nos cuenta la Biografía de Don Pedro Legaria “Párroco y Fundador” de Pedro García CMF, y haremos relación con la canción mencionada que estamos seguros que sería un himno para Pedro Legaria o mejor dicho “Pedro del Sagrado Corazón”

    Desde su nacimiento estuvo acompañado del Corazón de Jesús:

“De su clásica Mejana arranca el puente del Ebro, y la población está dominada por dos colinas coronadas por sendos monumentos al Corazón de Jesús y al Corazón de María, en cuya construcción los tudelanos derrocharon imaginación, dinero y entusiasmo, exponente vivo de su religiosidad nunca desmentida”.  Se nos habla de Tudela, ciudad donde nació Don Pedro. Según el autor de la canción al Corazón de Jesús, describe ese amor como el camino hacia la vida. El nacer en una ciudad donde exista tal monumento para muchos puede ser simple casualidad, pero creo que Dios nos habla a cada uno de nosotros y creo que con esa “casualidad”,  Dios le presento a Don Pedro su amistad, la cual Nuestro Padre Fundador a lo largo de su vida se pudo ver que acepto dicha amistad y reconoció al Corazón de Jesús como su guía y compañero de camino.

•    ¿Cómo vivía su devoción?

“La devoción al Corazón de Jesús la vivía Don Pedro de una manera apasionada e hizo de su Parroquia un emporio del Corazón Divino. Eran los tiempos del Cerro de los Ángeles, de la Entronización, de la Miserentissimus Redemptor de Pío XI, y de los grandes apóstoles del Sagrado Corazón”… “Cuando una venerable religiosa vio el recordatorio de Don Pedro, comentó acertadamente: No me extraña que aparezca aquí la imagen del Corazón de Jesús. Su devoción la llevaba muy adentro. Se notaba que vivía su consagración al Corazón divino”.  La vida de Don Pedro y la devoción que tuvo por el Corazón de Jesús nos demuestra que como dice la canción “es un amor diferente e inclaudicable”, el reconocerlo como su Faro que lo iluminaba en su vida le permitió realizar las grandes obras que dejo en la Tierra, y esto debido a que Don Pedro reconoció cuan tan grande era el amor de Dios, por eso afirmaba; “El corazón de Jesús revela el Corazón de un Dios que por amor se unió a la humanidad, para que todos los males que aquejan al mundo, tengan remedio en ÉL”. Cabe destacar que la “Miserentissimus Redemptor” es una Carta encíclica durante el papado de Pío XI, que habla de la expiación que debemos al corazón de Jesús.

•    “Sin fuego en el corazón no se puede quemar a otros”, pues se encargó de trasladar su devoción hacia su Parroquia.

“Por exigencias de la vida rural en plena cosecha de las mieses, la fiesta externa del Sagrado Corazón se celebraba siempre en la Parroquia el día 29 de Junio. Y el adorno de las calles, el repicar de las campanas y los cohetes voladores, la consabida Comunión General, los arcos por las calles y el entusiasmo desbordante, sobre todo en la procesión de la tarde, renovaban cada año aquella celebración del Congreso Eucarístico Internacional. La procesión no era un simple pasear la imagen del Corazón de Jesús en unas andas ante filas de espectadores curiosos. Era una masiva participación de todos los feligreses”…. “Don Pedro se entusiasmaba, y todos esperaban la arenga encendida que había de lanzar desde un balcón a todo su pueblo rendido ante el Señor.” Nuestro Padre Fundador no se quedaba con esa devoción, la llevaba y la transmitía a los demás, su mensaje fue siempre, que tuviéramos confianza en el Corazón de Jesús, y lo podemos resumir en la siguiente frase: “Abandonarnos en el Corazón de Cristo, es llegar a la cumbre de la perfección. Vivamos para Él. Confiemos sin límites en quien tanto ha hecho por nosotros”. En pocas palabras Don Pedro sabía que el Corazón de Jesús, nos brinda un amor generoso.
Todo esto llevó a que existiera una gran devoción por el Corazón de Jesús en su parroquia, claro Don Pedro viviendo el principio de que todo se debe hacer A Mayor Gloria de Dios, reconocía que todo ese entusiasmo por el Corazón de Jesús solamente lo podía hacer Dios mismo:
“El día mismo de la Fiesta del Corazón de Jesús, en viernes laboral, era un encanto entrar en la Iglesia. La capilla del Sagrado Corazón lucía espléndida. Los turnos de oración y las visitas al Santísimo se sucedían sin cesar. Las Comuniones durante el mes de Junio aumentaban considerablemente. Y el Párroco se preguntaba meditabundo, pero feliz: ¿Quién hace estos prodigios? ¡Sólo el Señor!”.

•    Fiel devoto y Servidor del Corazón de Jesús:

“El Señor, naturalmente, que se servía de su fiel siervo. Sus largos ratos de oración, sus visitas detenidas, muy detenidas al Sagrario cada día, sus penitencias en desagravio al Corazón divino, su celo abrasador y la formación de almas selectas reparadoras, eran los resortes que el Párroco ponía en las manos divinas para que ellas hicieran el resto”… “Hacia el final de su vida, en las cartas y documentos a sus Religiosas las Esclavas de Cristo Rey, se firmará con santo orgullo: Pedro del Sagrado Corazón”
Un Sacerdote de mi Parroquia siempre ha afirmado que si las devociones a algún Santo, o a nuestra madre María no nos sirven para cambiar el rumbo de nuestra vida y tratar de imitarlos, pues de nada nos sirve rezar y confiar en esa devoción, sin duda que el amor y devoción que tenia Don Pedro al Sagrado Corazón de Jesús lo llevaron a ser un fiel Servidor de Dios, y además le permitió convertirse en un ejemplo para muchos, el estar cerquita y siempre dentro del Corazón de Jesús que nos presenta a su vez un amor diferente, generoso, inclaudicable, paciente llevaron a Pedro del Sagrado Corazón a llevar una vida propia de un Santo.

“Cristo permitió que le abriesen con una lanza su pecho para que no se cerrase jamás, con el fin de que TODOS pudiesen acudir a su divino Corazón y refugiarse en ÉL”. Venerable Pedro Legaria.

 

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